viernes, 28 de diciembre de 2007

(0006) LA GALLINA DE LOS HUEVOS DE ORO

Esto es exactamente la Asociación para mí; me ha ayudado a concienciar me que no puedo tocar ningún juego de azar. Creo que me he hecho más humano, más comunicativo, menos soberbio; en definitiva mejor persona.
Trato de ayudar a otros igual que lo hicieron conmigo en su momento, he perdido la vergüenza que en un principio tenia para reconocer mi problema, y comunicarlo o exponerlo a otras personas o amigos, hoy en día cada vez tengo menos vergüenza para decirlo, no me corto para nada, expongo cualquier problema que me surja, primero a mi mujer, y si lo considero importante para otros compañeros, lo expongo en las terapias; pues por algo se llaman terapias de espejo, todos nos reflejamos en todos.
A mí me ayudó mucho en un principio, cuando todavía no-tenia las cosas tan claras como las tengo hoy en día, recordar las cosas que a otros compañeros les habían ocurrido, y verme reflejado en ellos; Cuando yo lo pasaba tan mal con el síndrome de abstinencia, el cual se va pasando, y según pasan los días va amainando, ya hablas del juego y de las cosas que habías hecho por él, de la forma más natural, como si no fuese mi problema, como si no hubiese hecho daño, como si no hubiese perjudicado a nadie con mi problemática “como si ya estuviese curado”.

QUÉ TONTERÍA
Pues gracias a la GALLINA DE LOS HUEVOS DE ORO. Sé que este problema mío, es una cosa muy seria, y que no puedo ni debo bajar la guardia en ningún momento, y que tendré que seguir luchando, lo que me quede de estar en este mundo.
Son curiosos todos estos razonamientos, que somos capaces de hacer los jugadores problemáticos cuando llevamos cierto tiempo en abstinencia, y hemos adquirido la suficiente conciencia, para no tocar ningún juego de azar.

Viernes 7 de junio de 2002
Ángel
Escribí esto cuando llevaba un año y ocho meses, después de siete años y dos meses sigo pensando igual, no existe mejor medicina que un grupo de auto ayuda formado por personas que sufren la misma adicción y que libremente hablan de sus problemas, de una forma sincera y espontánea, pero siempre sin engaños y con la verdad por delante.

domingo, 16 de diciembre de 2007

(0005) A propósito de los días que se avecinan

Puede que pase inadvertida la masiva presencia del azar como juego en nuestra vida. Pero hay claras señales de que el juego está más que presente. Cada noche, en casi todas las cadenas de televisión aparecen anuncios o resultados de sorteos, quinielas o loterías de índole diversa. En muchas salidas nocturnas de fin de semana nos cruzamos con un bingo o un casino de atractiva presencia. El gordo de Navidad ha pasado a convertirse en un acontecimiento popular tradicional y no faltan las ocasiones para una porra en familia o con amigos sobre los ganadores de un concurso o el resultado de un partido de máxima rivalidad. Hasta los parlamentarios se apuntan.
Para completar el panorama quedan incontables sorteos de automóviles, viajes, ordenadores, videos, televisores, baterías de cocina o hasta enciclopedias que se ofrecen como promoción a una determinada venta. La cosa no queda sólo en las tiendas, puesto que bancos, escuelas, ONG u hogares de pensionistas disponen también de juegos de azar como recurso para ingresar divisas a una causa noble, una iniciativa empresarial o un viaje de fin de curso.
Parece que la Ley ande ajena a estas cuestiones, pero no es así. El Estado regula la convocatoria de juegos de azar, si bien es el principal beneficiado con sus ganancias. Los impuestos sobre juegos de azar son lo que los expertos en hacienda llaman «impuestos perfectos»: la gente los paga de forma voluntaria sin necesidad de inspección o coacción alguna, incluso perciben que en caso de perder contribuyen a una causa común.
Datos del Instituto Nacional de Estadística confirman que los españoles gastamos cada año la friolera de 25.000 millones de euros en juegos de azar. No es, pues, casualidad que el nuestro sea un país de ludópatas y que centros como el Hospital Ramón y Cajal de Madrid hayan puesto en marcha un programa pionero de atención farmacológica a la ludopatía. No son pocas, tampoco, las asociaciones para la rehabilitación de ludópatas que operan tanto a nivel estatal como autonómico.
La ludopatía es una enfermedad que provoca problemas familiares, laborales, económicos y sociales. El enfermo llega a jugar todo el dinero que encuentra, a romper con su trabajo, sus amigos o su familia, e incluso a robar, para satisfacer su adicción.