sábado, 21 de junio de 2008

(0022) ADMITIR Y TENER

La rehabilitación se debe a los grupos de autoayuda, pues es donde únicamente se aprende a luchar contra el juego de azar, con la cosa más sencilla del mundo, solamente escuchando los testimonios de los compañeros y, empleando las normas de prevención que ellos han usado y aprendieron de otros compañeros, igual que actualmente nosotros aprendemos de ellos, todos los testimonios son validos unos para imitarlos y otros para desecharlos.

Una vez que se saben las normas a seguir para luchar contra el juego de azar. Lo primero que hay que hacer es admitir, que somos jugadores problemáticos, y que con el juego nos hemos perjudicado y hemos creado un mal vivir en nuestro entorno, luego la palabra (ADMITIR) no la debemos olvidar nunca.
Lo segundo es tener el verdadero deseo de querer dejar de jugar, y la certeza que no podremos volver a tocar ningún juego de azar mientras vivamos, esta es otra palabra (TENER) que no debemos olvidar.

A partir de aquí y en muy pocos meses, se empieza a sentir esa felicidad que algunas veces se oye en las terapias, como la cosa más natural y que si analizamos nos damos cuenta porque es, (Bueno algunos) simplemente es que cuando dejamos de jugar, dejamos de mentir, esto es lo que te hace sentir esa felicidad, y te das cuenta que estas haciendo las cosas como debes.
No se comprende a las personas que sabiendo las normas y que acuden periódicamente a los grupos, digan he recaído, ¿es más suave, verdad? Con lo sencillo que es decir he vuelto a jugar porque he querido.

Para mi esto ocurre, porque todavía no les ha hecho él suficiente daño el juego de azar o que acuden sin el convencimiento de lo que quieren, en una palabra sin ADMITIR y sin TENER. Una vez que se entra en un grupo y te dan unas normas ya no hay motivo, para volver a nuestra adicción sea la que sea, se puede sufrir algún error alguna equivocación, pero lo más importante es sacar provecho de ello, se dice que se aprende más de los errores y de las equivocaciones, ya sean propios o ajenos. Esta es otra de las ventajas de los grupos de autoayuda, por eso no se entiende que halla personas que hablen de rehabilitación y se presten a negar esta posibilidad, este tipo de personas no conocen el significado de las palabras admitir y tener.

viernes, 6 de junio de 2008

(021) ¿POR QUÉ NEGAMOS LA MEDICINA?

El ser humano hace el mal, primero, por instinto de supervivencia y eso, si no justifica, al menos explica muchas actuaciones reprobables. Ahí se encuadrarían, por ejemplo, el egoísmo, la envidia, la mentira, la insidia, el robo en todas su facetas, etc.
Hasta aquí la teoría es fácil de entender, e incluso todos podemos vernos reflejados en ella si tenemos un mínimo de sentido autocrítico.

¿POR QUÉ EN UN GRUPO DE AUTOAYUDA NOS PRESTAMOS HA NEGAR LA MEDICINA AL ENFERMO?

Muy sencillo porque tenemos miedo a que nos hagan a nosotros lo mismo, por eso decimos, para que complicarme la vida, que cada uno resuelva su problema, sin darnos cuenta que no protestar, es dar lugar a que maña la injusticia se vuelva contra nosotros o contra nuestros seres mas queridos. Aquí es donde se encuadra el egoísmo la envidia la mentira, el miedo, etc.
Escribí esto cuando llevaba dos años y algunos meses en rehabilitación, sé expulso a un compañero, con malas artes, sólo yo como adicto proteste, también mi mujer como afectada por mí causa y el marido de otra adicta. Aquel día sentí vergüenza, en aquel local estábamos cerca de sesenta personas.

A mi modo de ver también habría que poner atención al fenómeno del tedio. En esta sociedad nuestra, caprichosa y algo infantil, todo el mundo tiene horror al aburrimiento e intenta llenar su vida con todo tipo de cosas absurdas.
Nos podemos pasar días enteros en Internet o que nos dé por emborracharnos. Es como si todos nos hubiéramos convertido en adictos a algo, necesitáramos experimentar cosas cada vez más enrevesadas para neutralizar al temible monstruo del tedio.

Las personas que luchan por sobrevivir en una guerra o cruzando el mar en patera pueden tener muchos problemas, pero desde luego no el del aburrimiento, no el de ninguna adicción.

Todo en este mundo tiene un precio y ése es el que pagamos nosotros, ciudadanos del Primer Mundo, que tanto tenemos y que tan poco valoramos. Porque otra de las cosas que hemos dejado los adictos por el camino es el deseo, el anhelo, el afán de superación, y solo cuando reconocemos nuestro problema y empezamos a llevar normas a ser disciplinados, en una palabra a ser conscientes de los problemas, se empieza a recuperar el anhelo el deseo, en fin a ser personas

Y para ello hay que estar con la cabeza continuamente ocupada llenando él vació que hemos creado al abandonar una adicción.