domingo, 2 de marzo de 2008

(0012) LIBERTAD

QUE LIBERTAD PUEDE HABER EN UNA PERSONA QUE MIENTE
Cuando llegue al grupo, escuche unos testimonios que me abrieron los ojos, para saber donde me había metido y donde podía llegar si no ponía los medios, y es lo que hice, y pensaba que lo estaba haciendo correctamente, tanto fue así que a los tres meses y medio aproximadamente, se que era jueves y mediados de enero de 2001 eché una primitiva, llegue a la terapia el viernes por la tarde y lo conté, antes se lo había contado a mi mujer. Se me dijeron muchas cosas, entre ellas, es que Ángel es un chulo, otro es que Ángel sigue teniendo mucha soberbia, no había día en que no saliese a relucir. Hubo un compañero que llego a decir: Nos estamos pasando, Ángel, al fin y al cabo, ha dicho algo que se lo podía haber callado, no como otros que dicen las cosas porque les han pillado.

Yo, sé porque lo dije: fue porque capte en que sé tenia que basar mi rehabilitación a fuerza de oír los testimonios de los compañeros, para mí todo consistía en la sinceridad, por eso lo dije, para no tener nada oculto, que es lo único que te da fuerza para poder ser libre,
Decirme ¿Qué libertad puede haber en una persona que miente? ¡¡¡Yo pienso en mi época de jugador compulsivo!!! “Y desde luego no-tenia ninguna libertad”

¿Que me enseño esta equivocación o este error? O como se quiera llamar. Yo me dije: he tirado por la borda 3 meses y medio de abstinencia. Pero me enseño algo muy importante: que tendría que recordar todos los días de mi vida que era un adicto al juego, y crearme o llevar una serie de normas que me ayudasen a no olvidar. Es lo que sigo haciendo, después de siete años y seis meses

Hoy en día, doy gracias a ese error o esa equivocación, pues me hizo más fuerte para enfrentarme a las injusticias. Y me capacito para poder ayudar, a aclarar, e informar a otras personas que les ocurra algo parecido y quieran aprender.

Yo no he llamado nada a nadie, he contestado siempre con mi testimonio, y me he llamado lo que he querido, he empleado palabras duras y crudas, y algunas veces la ironía, pero siempre hablando de mí,

Desde luego con palabras de consuelo no se sale de esta maldita a dicción

Esto sé lo debo a una persona, pues tuve la gran suerte de oírle dar su testimonio, cuando yo llevaba nueve o diez meses en la asociación. No he visto a persona que hablase con mayor crudeza de sí mismo, y con su testimonio como hay que hacer, con muy pocas palabras o las justas para que las personas no tropiecen y recuerden lo que han oído.
Aprendí a resumir mis intervenciones, pues me di cuenta, que se memoriza mucho mejor lo escueto y resumido.

Estamos aquí para que no se nos olvide nada que nos pueda hacer volver a jugar, y si recuerdo algo a alguien es porque soy egoísta y estoy pensando en mi.

Siempre he dicho: si con mi testimonio una sola persona se concienciaba para dejar de jugar, me consideraría satisfecho. Igual que se pueden sentir satisfechas las personas a las que yo escuche y de las cuales aprendí.

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