viernes, 4 de abril de 2008

(0015) CONCLUSIONES A MI REHABILITACIÓN

CONCLUSIONES A MI REHABILITACIÓN

En el tiempo que llevo en rehabilitación, he aprendido que el juego no es algo superior a mí, algo, contra lo que no pueda luchar, algo que me deje impotente, indefenso, algo ante lo que solo cabe claudicar.

Deje de tener problemas con el juego cuando aprendí a controlarme, cuando no me deje dominar por las circunstancias...
(No cuando escape de él) (“Escapar no arregla nada”)

Cuando oigo las expresiones, “Es superior a mis fuerzas”, “No puedo evitarlo”, “Para mí es imposible no jugar”, “Soy un enfermo y nunca podré dejar de jugar”... Estas frases afectan nuestra voluntad, están haciéndonos sentir débiles, incapaces.

Doy gracias a los testimonios que oí y sigo oyendo, y los conocimientos que ido adquiriendo con documentación en estos años.
Esto me ha dado fuerzas para saber como puedo luchar, pues todo se basa en eso en luchar.

Hoy soy capaz de decir... El juego no es una enfermedad, pienso que una enfermedad es algo inevitable ajeno a mi control. Actualmente me siento capaz de controlar mi adicción o mi problema de juego; sé lo que necesito, sé lo que me ayuda.

Se puede aprender a no necesitar el juego, a no depender de él. Existen para mí dos métodos muy eficaces, la familia, primero y un grupo de autoayuda segundo.
Estos dos métodos son eficaces, siempre y cuando el jugador tenga conciencia de querer dejar de jugar, que es lo que yo quería.
Pero lo más importante fue adquirir conocimientos, sobre mi adicción, es la forma más sencilla de seguir luchando contra ella.

Habrá personas que cuando oigan o lean esto, pensaran ¿Por qué a mí me cuesta tanto trabajo, si parece tan fácil? Os puedo asegurar que cuesta, pero merece la pena.

Una psicóloga dice:
El juego no es un monstruo invencible; es un poderoso enemigo, del que cada vez se conocen más puntos débiles por donde combatirle.

5 comentarios:

Anónimo dijo...

http://juegoyadicciones.blogspot.com


Estimado Ángel, creo que en esto diferimos un poco aunque reconozco que tu razonamiento es bueno, como es bueno todo lo que haces por esta “enfermedad” aunque tu no quieres reconocerla como tal.

Dices que dejaste de tener problemas con el Juego cuando aprendiste a controlarte, imagina a un diabético que niegue su enfermedad porque a aprendido a controlarla, mediante las comidas e inyecciones, tu haces lo mismo aprendes a controlarte mediante tu comportamiento de no jugar, si no fuera una enfermedad podrías jugar y no tener ninguna consecuencia negativa para ti, eso, por mucho tiempo que pase no podrá ser, en el momento que tu volvieras a jugar por muy pequeña que fuera la cantidad volverías a jugar descontroladamente.

Ciertamente el Juego no es una enfermedad, la enfermedad es la LUDOPATÍA o JUEGO PATOLÓGICO, el juego en si no tiene porque ser el malo, el mal uso o uso incontrolado del juego es lo que es malo, y no todos los que juegan padecen la enfermedad de la Ludopatía; es más, por mucho que nos empeñemos, nosotros los enfermos, somos minoría (no por ello con menos licitud en exigencias a la administración) ya que la mayoría de personas (menos mal) son jugadores no afectados por el descontrol del impulso de jugar.

Si que estoy totalmente de acuerdo de que se puede aprender a no necesitar el juego, y que son muy importantes los dos factores que describes de familia y grupos, por todo ello, da igual el método que se utilice en las distintas asociaciones de autoayuda y ayuda mutua, si al final producen rehabilitaciones, son licitas, y además yo creo que necesarias. Me gustaría desde aquí, y desde el cargo que represento animarte a ti y a cualquiera que pueda, en seguir la lucha para que este colectivo sea cada vez más escuchado y por tanto comprendido. Por una sola rehabilitación merece la pena luchar.

Me gustaría comunicarte que uno de mis fines primordiales para acceder a la presidencia de FEJAR (FEDERACIÓN DE JUGADORES DE AZAR REHABILITADOS) fue precisamente intentar unir en todo lo que pueda al mayor numero de asociaciones y personas que compartimos el mismo fin: “LA PREVENCIÓN Y LA REHABILITACION DE LA LUDOPATÍA”, por eso te animo que sigas en ello y dentro de mis posibilidades y tiempo estaré para todo aquello que pueda ayudarte a conseguir el bien de las personas que junto contigo podáis luchar por los Jugadores Patológicos.

Un fuerte abrazo, y estaremos en contacto.

Máximo Enrique Gutiérrez Muélledes
Presidente de FEJAR (FEDERACIÓN ESPAÑOLA DE JUGADORES DE AZAR REHABILITADOS) y Presidente de LARCAMA (LUDÓPATAS ASOCIADOS EN REHABILITACIÓN DE CASTILLA LA MANCHA).

Anónimo dijo...

Haola, soy tu amigo Alejandro y estaba leyendo la última entrada.
Siento no estar de acuerdo contigo sobre la conclusión de que el juego no es una enfermedad.
El juego es juego y los adictos al juego como es mi caso y el tuyo por las charlas que hemos tenido en terapias y privadas, para mí es una ENFERMEDAD.
De todas formas lo más importante es rehabilitarse y no jugar.
Buena tarde.

Anónimo dijo...

Hola soy vuestro amigo Félix para mi el juego patológico es una enfermedad no el juego en sí. Yo lucho todos los días para no caer en las tres adicciones que tengo para ello llevo las normas a rajatabla pido mis tiques que me recuerdan lo que soy, no entro a los bares, y la más importante no miento, no oculto, no engaño soy totalmente sincero y transparente, llevo 20 meses sin consumir drogas y cuatro años y medio sin jugar ni beber nada, para mi lo más importante es no faltar a las terapias bajo ningún concepto ni excusa y luchar día a día que se puede conseguir hay esperanza.
Un abrazo para todos los que hacéis que este blog sea posible.
Félix.

Anónimo dijo...

Vuelvo a escribir en este foro con motivo de haber cumplido mi segundo año como jugador en rehabilitación, sin haber vuelto a jugar a nada desde aquel día.
Me llamo Luis y asisto a sesiones de terapia en AJER de Alcobendas.
Yo adquirí la ludopatia de una forma inpensada. Empecé a ir al bingo alguna vez, cuando empezaron en España, lo hacía un poco por "entretenerme". Lo que no sabía era el terreno en el que estaba metiendo.
Aquel entretenimiento se fue convirtiendo a una especie de necesidad, y a partir de ahí ya no pude controlar el juego. seguí con las tragaperras, la loteria, primitivas, cupones y todos los demás juegos, porque yo jugaba a todo de una manera compulsiva, a los sorteos de juegos nacionales, para ver si el pelotazo me salvaba de las deudas que iba adquiriendo.
Pero yo no sabía que esto era una adicción y lo que empezó siendo un juego se convirtió en una necesidad. Yo tenía que jugar.
Y como para jugar necesitaba dinero lo buscaba donde fuera, normalmente pidiendo créditos, préstamos y tarjetas. Y los pagos que debía fectuar los solucionaba pidiendo mas y mas.
Llegué a tener siete u ocho préstamos y diez o doce trajetas de crédito.
Llegó un momento que las cantidades que tenía que pagar no las ganaba por mi trabajo, bien remunerado. Y engañaba, mentía y robaba a quien se ponía a tiro. La primera mi hija con quien figuraba como titular en una cartilla de ahorros.
Le robe todo el dinero que tenía.
Al final no me quedó mas remedio que contarlo en casa. Todo un drama, los tenía engañados, no sabian donde me había metido, ocultaba y gritaba altaneramente si me preguntaban. Mentía una y otra vez para ocultar mi adicción.
Las primeras sesiones de terapia fueron increibles, lo pasé fatal. No entendía el verdadero sentido de mis faltas, no las aceptaba, me gastaba mi dinero.
Y estaba lleno de orgullo, sobervia y vanidad, no aceptaba las críticas de quienes querían hacerme ver la realidad.
Poco a poco fui entendiendo el problema, viendo el de otras personas en situaciones similares, y a continuación fui comprendiendo el daño que había hecho, el maltrato que había dado a mi familia, y la verdadera dimensión de mi falta.
He llorado amargamente, muchas veces al reconocer todo lo que hice.
Un sentimiento de culpabilidad que no se borra de mi conciencia, ni se borrará pase el tiempo que pase.
No puedo cambiarlo ya, lo que si puedo hacer es precisamente no volver a ser el que he sido.
Cambiar y ser otra persona, totalmente diferente al que era.
Dia a dia sin marcarme grandes metas, hoy no he jugado, mañana no jugaré, y así poco a poco sin grandes pretensiones irme convirtiendo en una persona normal.
Lo que era antes de conocer el juego. Nada mas y nada menos.
Llevo dos años ya sin jugar a nada, tengo una gran suerte no me noto grandes apreturas y si viene algo a mi mente relacionado con el juego, hasta ahora lo he podido desechar con cierta facilidad.
Aunque no me confio. en esto no te puedes confiar es algo muy traicionero. En este tiempo he conocido a muchos compañeros que han tenido recaidas. Otros muchos han abandonado, es duro esto de la rehabilitación, pero no creo que exista otra cosa para conseguir abandonar el juego.
En eso me afano. Y me dispongo a luchar todos los días. Cada día que no juego gano una batalla en mi lucha. Pero no hay atajos, solo trabajo y voluntad. Y una cosa muy dificil. Tratar de aprender en cabeza ajena. Es muy dificil. Pero se puede aprender de lo que vemos.
Suerte a todos. Y voluntad.

Anónimo dijo...

Hola es la tercera vez que escribo en este blog. Mi nombre es Luis, y acudo regularmente a las sesiones de terapia que se imparten en la sede de la Asociación Ajer, deAlcobendas.
La primera vez lo hice, con motivo de cumplir mi primer año, sin volver a jugar.
La segunda la cumplir el segundo año.
Y esta tercera lo hago, para explicaros mis experiencias y como llevo mi rehabilitación.
Por que los que somos ludópatas, como yo, sabemos que para salir de este infierno en el que nos hemos visto metidos. Es necesario contar nuestras experiencias, siempre intentando eso tan difícil, que es aprender en cabeza ajena.
Yo llegué a esas sesiones de terapia, completamente desequilibrado, incapaz de asumir en que problema estaba metido. para poder realizar ese deseo irrefrenable que me embargaba, el juego, yo era capaz de gastarme el dinero que era necesario en mi casa, para el sustento y el bienestar de mi familia.
Robaba para seguir jugando, porque he aprendido que es robar, el conseguir el dinero necesario para jugar, engañando y mintiendo a la gente, porque si yo hubiese contado para que necesitaba el dinero, nadie me lo hubiera dado.
Pero creyéndome que tenía derecho y razón para hacer todo aquello. Al fin y al caboera yo quien lo ganaba, y sin darme cuenta que me había convertido en un desalmado goísta y soberbio, solo pendiente de mi y de esa ludopatíaque se había convertido en la razón principal de mi existencia.
Pero yo no reconocía mi problema, yo mentía y engañaba a todo el mundo, con tal de que no se descubriera mi adicción.
Porque el ludópata no es tonto, sabe que si dijese lo que hace y lo que pasa por su mente, nadie le entendería y por supuesto a nadie le parecería bien lo que hace.
Por eso te conviertes además de lidópata, en mentiroso, ladrón, cínico y un egoista total.
Solo te importa tu adicción, aunque a veces,cuando tienes esos momentos lúcidos te das cuenta en la piltrafa humana en la que te has convertido.
Yo utilizaba una táctica de huida hacia adelante, pedía dinero, a personas, a entidades bancarias, a todo el mundo. Mi pelota de deuda se iba convirtiendo en una cosa cada vez mas grande y peligrosa.
Admás yo sabía y temía que si la cosa llegaba a conocimiento de mi familia, aquello se iba convertir en el posible final, de cuantas cosas pueda uno imaginar.
Y para poder seguir ocultándolo, empecé a robar a mi hija, aprovechando que estaba com o titular en su cartilla y ella confiada, no pensaba lo que su padre le estaba haciendo.
Es tan grande el dolor que siento, cada vez que recuerdo este asunto, que no puedo evitar que las lágrimas corran por mis mejillas, pero ya no tiene arreglo, y mi inmenso dolor no sirve nada mas que para sumirme nuevamente en la profunda decepción de mi deslealtad.
Ahora llevo ya 27 meses y medio, sin haber vuelto a jugar, sigo asistiendo a las sesiones de terapia, porque mi problema no tiene curación. La ludopatía se "duerme" pero el veneno está ahí, corre por dentro de mi, aunque yo no lo note, por eso debo estar siempre alerta, porque al seguir ahí, puede jugarme una mala pasada, si me confio.
Ojala, leerme le pueda servia a laguien de experiencia, para evitarle hacer lo que yo hice.